Madeira en semana y media con niños.

Casas típicas de Santana - Madeira | Imagen de Frank Nürnberger en Pixabay
Casas típicas de Santana - Madeira | Imagen de Frank Nürnberger en Pixabay

En este diario de viaje os vamos a contar nuestra visita a Madeira en una semana y media; en 10 días, y con niños.

Os contamos el itinerario con las actividades y visitas que realizamos cada día desde nuestra llegada a la isla de Madeira hasta que partimos de regreso.

Una semana y media descubriendo Madeira; visitando ciudades y pueblos, recorriendo levadas, disfrutando de las vistas de los miradores, visitando museos, bañándonos en piscinas y playas y deleitándonos con la gastronomía y la cultura de Madeira.

Visitar Madeira en 10 días con niños – Una semana y media recorriendo Madeira

Para este viaje a Madeira alquilamos un coche en una de las agencias locales que tienen oficina en el aeropuerto. El coche nos permitió desplazarnos libremente por toda la isla de Madeira en semana y media. Excepto el primer día de viaje, el resto de días el coche fue nuestro medio de transporte de norte a sur y de este a oeste de la isla.

Este itinerario incluye enlaces a algunos artículos en los que os contamos con detalle las visitas que realizamos, con rutas detalladas por las levadas, fotos y otra información de interés que creemos que puede resultar útil para organizar un viaje de una semana y media por Madeira.

Día 1 – Funchal

El primer día lo dedicamos a conocer un poco la capital de la Isla, Funchal. Desde nuestro alojamiento en el centro de la ciudad era sencillo desplazarse a los lugares de interés. Visitamos el Jardím municipal de Funchal y el Parque de Santa Catarína, donde descubrimos la planta que hoy en día es el icono de la isla, la estrelicia.

Tras descansar a la sombra en los parques, llegamos hasta el puerto y hasta la entrada al museo de CR7. Recorrimos la ciudad vieja y finalmente pusimos rumbo al mercado de los Lavradores. Paseamos por todo el mercado visitando sus puestos de comida y de productos típicos. Fue imposible salir de allí sin comprar algunas frutas y algo de comer.

Desde el Mercado de Lavradores nos dirigimos a una de las atracciones más conocidas de Funchal. El teleférico que te lleva hasta el Jardín Botánico y desde el que llegamos tras caminar un rato hasta donde empieza el recorrido de los famosos Carros do Monte. Los jardines, las quintas y la iglesia de Monte son otros lugares que se pueden visitar en esta zona.

Día 2 – Visita a Ilhas Desertas

Nuestro segundo día en Madeira fue uno de esos días para relajarse. Un viaje con todo incluido en catamarán que nos llevó a conocer las Ilhas Desertas. El viaje comenzó a primera hora de la mañana en el puerto de Funchal donde nos juntamos todos los que compartíamos el catamarán para hacer la visita.

Durante el itinerario pudimos ver delfines saltando junto a la embarcación. Una vez que llegamos a la isla, una isla que no está habitada, el guía nos dio explicaciones sobre geología, fauna y flora de la isla y tras la visita y un rato de relax y baño pusimos rumbo de vuelta hacia Funchal.

La tarde y la noche las pasamos por la capital de Madeira paseando por el centro de la ciudad.

Día 3 – Snorkel con delfines, el mirador de Cabo Girao y Camara de Lobos.

Para el tercer día teníamos contratado por la mañana un viaje en barca para poder meternos al océano entre delfines. La suerte no estuvo de nuestra parte y no vimos ni un solo delfín. Tan solo pudimos observar una tortuga en un palet que flotaba a la deriva. Una decepción total. Además, el viaje en la barca que se movía a toda velocidad acabó con más de la mitad de los 10 pasajeros que la ocupábamos mareados y teniendo que pedir al piloto que aminorara la marcha por que los niños saltaban dentro de la barca en cada golpe de ola. Lo único que mereció la pena es el rato que estuvimos haciendo snorkel en el lugar en el que atracó la barca, entre las rocas, donde se podía ver bastantes peces y crustáceos.

Tras esta experiencia necesitábamos algo de relax. Comimos para asentar el estómago y nos dirigimos hacia el Cabo Girao. El mirador más alto sobre el océano de Europa. Un mirador cuyo acceso era gratuito y en el que estuvimos un buen rato. El suelo de cristal transparente y la ubicación lo convierten en uno de los miradores más visitados de la isla.

Terminamos el día pasando por la localidad de Cámara de Lobos. Pasamos la tarde recorriendo sus calles bajo la sombra de paraguas colocados a modo de parasoles a lo largo de ellas, tomamos algunas cervezas en sus terrazas y regresamos como cada día a Funchal a pasar la noche.

Día 4 – Camacha y museo de mimbre, La Punta San lorenzo, el museo de la ballena de Caniçal y el Cristo Garajau.

Cuarto día en la Isla de Madeira. Un día que amaneció gris y lluvioso, algo por otro lado muy típico en estas islas que tan pronto están cubiertas de nubes como despejadas y con un sol abrasador.

Pusimos rumbo a una visita en la que no mojarnos, el museo del Mimbre de Camacha. Un museo en el que aprendimos como se utiliza el mimbre para fabricar utensilios como cestos, gorros, armarios e incluso los famosos carros que los carreiros do monte utilizan para los descensos por las calles de Funchal.

Cuando salimos había dejado de llover, así que nos dirigimos hacia la Punta de San Lorenzo. Cuando llegamos el calor era ya sofocante, así que descartamos la opción de hacer una ruta para recorrer el sendero que lleva hasta la punta más al este de Madeira. Otra vez será.

Nos dirigimos a la localidad de Caniçal, en la que comimos y donde visitamos el Museo de la Ballena. Un interesante museo en el que comprendimos la importancia que antaño tuvo la caza de ballenas para la isla, así como los métodos de avistamiento y caza y las herramientas que se utilizaban para tal fin.

Ya de regreso a Funchal hicimos una parada para visitar el mirador de Cristo Rei o Cristo de Garajau. Junto al Cristo hay una escalinata que desciende por la ladera hasta el mirador.

Día 5 – Piscinas de Lido, Calheta, Jardin do Mar, Puesta de sol en ponta do pargo.

Viajar con niños por Madeira no es problema, tan solo hay que darles de vez en cuando algo para que se diviertan haciendo cosas de niños. Para eso dedicamos gran parte del quinto día en Madeira.

Lo primero que visitamos fue las Piscinas de Lido. Un complejo en el que hay piscinas para grandes y pequeños, con juegos infantiles y con posibilidad de bañarte en el mar.

Después de la piscina, y después de comer, buscamos algo de playa. Que mejor que visitar la primera playa de arena de Madeira, la playa de Calheta. Una playa artificial en la que alquilamos una sombrilla y unas tumbonas para pasar parte de la tarde jugando junto al agua en la arena.

Hartos ya de sol, de calor y de agua, a última hora de la tarde partimos hacia Ponta do Pargo, el punto más occidental de la isla. En dos días habíamos estado ya en la punta oriental y la occidental de Madeira. En este punto se encuentra el Faro de la Ponta do Pargo. Desde sus inmediaciones disfrutamos de la puesta de sol allí solos.

Día 6 – Pico Areeiro,  Truchas en Ribeiro frio, Santana y su festival de comida, Porto da cruz, Levada pico das pedras

Hasta el sexto día estuvimos casi continunamente por la zona sur de la isla y llegó el momento de cruzar las montaña y de comenzar las visitas a la zona norte.

De camino hacia Santana la primera parada que hicimos fue en el Pico Areeiro, el punto más alto de Madeira. Llegar hasta este punto no tiene ninguna dificultad. Llegamos con el coche hasta el parking que hay próximo, subimos unas cuantas escaleras y ahí estábamos. En el pico más alto de las islas y con unas vistas cubiertas totalmente por la niebla. Unas fotos y continuamos viaje.

Seguía nublado y a mitad de camino paramos en Ribeiro Frio. En esta zona hay restaurantes, un camping y algo que nos resultó curioso, una piscifactoría de truchas. El acceso era gratuito, así que recorrimos las instalaciones viendo las distintas piscinas de cría y engorde.

Terminamos la mañana en la Localidad de Santana, famosa por sus típicas casas. Tuvimos la suerte de encontrarnos en aquellas fechas con un festival de comida, así que lo primero que hicimos nada más llegar fue sentarnos a comer una enorme espetada de vaca. Una brocheta de carne de más de 50cm fue el plato principal que comimos, y que acompañamos alguna que otra ración y vino de la zona. Disfrutamos de un concierto de música y bailes regionales, paseamos por la localidad visitando algunas de las coloridas casas típicas y en torno a las seis de la tarde emprendimos el viaje de regreso a Funchal.

Teníamos ya ganas de hacer alguna ruta caminando y el tiempo que seguía nublado en este lado de la isla era perfecto para no achicharrarnos bajo el sol, así que recorrimos nuestra primera levada en Madeira, la Levada Pido Das Pedras. Una levada sencilla que nos sirvió para animarnos a planificar algunas otra ruta por levadas en los días siguientes.

Día 7 – Levada 25 fontes, Porto Moniz y sus piscinas naturales

Tras las experiencia de la levada Pico das Pedras, organizamos la ruta por nuestra cuenta a la levada más conocida y frecuentada de Madeira, la Levada 25 Fontes.

Partimos a primera hora de la mañana para llegar al parking pronto. Allí un autobús nos bajó hasta donde comienza la ruta y nos pusimos a caminar. La ruta no es complicada, pero si es larga, algo que se debe tener en cuenta. Invertimos toda la mañana para hacer el recorrido de ida y vuelta y disfrutamos de una ruta entre árboles y siempre junto al agua encauzada de la levada.

Lo peor de todo, el regreso desde donde para el autobús hasta el coche. Terminamos la ruta a mediodía, como casi todos los que estaban recorriendo esta levada, así que había una cola de unas 2 horas para coger el bus que nos tenía que subir hasta el parking. Optamos por no esperar y subir esa empinada cuesta andando y con nuestra hija a ratos subida a nuestros hombros y a ratos caminando. Así que en cuanto llegamos al coche nos dirigimos al primer restaurante que encontramos a bebernos un litro de cerveza.

Proseguimos la ruta del día para llegar hasta Porto Moniz donde comimos algo y donde fuimos directamente a las piscinas naturales para relajarnos y disfrutar un rato del agua de mar. Tuvimos la suerte de encontrar la localidad en fiestas, así que fue perfecto para pasar la tarde. Disfrutamos con la pequeña de las atracciones de feria, recorrimos puestecillos, disfrutamos de la música del lugar y cenamos en uno de los puestos de la feria uno de los mejores pollos a la brasa que recuerdo. Tanto es así, que volvimos al día siguiente.

Día 8 – Mirador Eira do Serrado y Curral das Freiras, Picoareeiro, Cuevas de lava de Sao Vicente.

Para el octavo día visitamos organizamos visitas del interior de la Isla, pero con la intención de seguir hacia Puerto Moriz para volver a comer el pollo a la brasa de aquel puesto de feria. Habíamos leído algo sobre la localidad de Curral das Freiras, así que organizamos el viaje para pasar por la localidad.

Lo primero que hicimos fue poner rumbo hacia el Mirador de Eira do Serrado, un mirador que ofrece unas geniales vistas sobre la localidad de Curral das Freiras y al que se llega por un desvío que hay antes de cruzar el túnel que lleva directamente a la localidad. En Curral das Freiras pasamos la mañana y disfrutamos de algo muy típico del pueblo, los higos.

Nuestro siguiente destino eran las Cuevas de Lava de Sao Vicente, en la parte norte de la Isla, así que pasamos de nuevo por el Pico Areeiro y disfrutamos de las preciosas vistas que ofrece cuando no está cubierto por la niebla.

Comimos en un restaurante panorámico que giraba sobre si mismo junto al mar, hicimos algo de tiempo y nos dirigimos a visitar nuestra primera cueva de lava. Una curiosa visita en la que conocimos un poco más sobre el origen de la isla, los volcanes y como se forman este tipo de cuevas.

De camino a Porto Moniz, vimos de lejos una cascada conocida como Velo de Novia y paramos también en Ribeira de Janela para observar el mar y los islotes desde el mirador.

Día 9 – Truchas de ribeiro frio y levada de los balcoes, Fabrica de ron y Relax en Porto da Cruz.

Nuestro penúltimo día en Madeira nos lo tomamos con mucho relax. Visitar Madeira en una semana y media da para mucho y tocaba relajarse un poco, así que optamos por gastar el día caminando, descansando en piscinas junto al mar y disfrutando del ron de la isla.

La levada de los Balcoes tiene su punto de partida en Ribeiro Frio. Así que lo primero que hicimos fue visitar de nuevo la piscifactoría de truchas, esta vez con sol y buen tiempo.

Desde la piscifactoría seguimos la carretera hasta el punto donde comienza la levada, una levada que nos gustó bastante por su sencillez y sus vistas, tanto durante el recorrido como en el mirador que se encuentra al final de la misma. Sin duda una levada muy recomendable.

Terminada la ruta, que como casi todas las de las levadas era una ruta de ida y vuelta, pusimos rumbo la localidad de Porto da Cruz. En esta localidad costera comimos junto al mar, disfrutamos de las piscinas naturales tomando el sol y bañándonos y visitamos la Fábrica de Ron de Madeira, una pequeña fábrica que nos resultó muy atractiva. Su ron, por supuesto, lo probamos y nos lo trajimos.

Día 10 – Catedral de funchal, Compras y Regreso

El último día de nuestra estancia en Madeira tan solo pudimos hacer un pequeño recorrido por el centro para entrar a la Catedral de Funchal, Catedral que aún no habíamos podido visitar por que todos los días a primera hora hemos puesto rumbo hacia lugares fuera de la ciudad.

Hicimos algunas compras de recuerdo de nuestra visita a la isla y tras comer dimos por terminada nuestra estancia en esta preciosa isla portuguesa.

Nuestro vuelo salía a media tarde, así que a mediodía teníamos que estar ya en el aeropuerto.

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Anselmo
Informático, Viajero, aficionado a la fotografía, montañero, cervecero... me encanta viajar desde que tengo mis propios ingresos e intento disfrutar de cada minuto libre para practicar mis aficiones, que no son pocas.