Safari por Kenia y Tanzania en viaje organizado (9 al 23 de agosto de 2015)

Ñus - Mara - Kenia
Ñus - Mara - Kenia

Safari por Kenia y Tanzania. Se acabaron las siestas mientras emiten el documental de sobremesa de la 2 sobre la sabana africana. Después de estar allí, lo veo todo con otros ojos. Maravillada, sería la palabra. El Mara, el Serengeti y el Ngorongoro han superado ampliamente mis expectativas, tanto por la belleza de sus paisajes, como por la altísima concentración de vida salvaje: miles de herbívoros, grandes depredadores y aves espectaculares que parecen no acusar la presencia humana y se comportan, delante de nuestras narices, tal y como vienen haciendo desde millones de años atrás.

Los felinos cazan; los ñus, cebras y gacelas pastan y retozan tranquilamente; los elefantes chapotean en las charcas,… Y si obvias los todoterreno que pululan por aquellos caminos, tienes la sensación de estar asistiendo al origen de todo, de haber retrocedido a un tiempo ancestral, a una especie de Parque Jurásico donde no somos más que simples intrusos.

Safari organizado a Kenia y Tanzania

Mi hermana y yo contratamos desde España a una compañía llamada Kananga, por unos 3.000 euros por cabeza, 15 días – contando los de viaje-, todo incluido, excepto en Zanzíbar, que sólo era el alojamiento y media pensión (desplazamiento, entrada a los parques, comidas, guía…).

Pese a que no somos muy partidarias de viajes organizados, hay ocasiones en las que recurrir a una empresa que organice la ruta, te facilita tanto la vida… La logística en estos países no es nada sencilla y sin embargo, no hubo ningún contratiempo reseñable y los cinco miembros de la tripulación que nos acompañaron a los veinte viajeros del grupo durante todo el recorrido, demostraron ser muy profesionales y tener una actitud muy positiva: Alex Porras (el guía), Charles (conductor-mecánico), Saif (cocinero), GoodLuck y Stephano (ayudantes).

Kananga ofrece varios packs de safari. El nuestro era el “aventura”, lo que significa dormir en tienda de campaña – de dos plazas- el 80% de los días (excepto Zanzíbar, que estaba incluida en nuestra ruta, pero se sale de lo que entendemos por safari). Y significa acampar algunos días en parajes que quitan la respiración, como el Olololo (en mitad del Masai Mara) o Seronera (en el Serengeti), pero en los que casi con toda seguridad, no vas a encontrar agua caliente en la ducha. Para mí esas pequeñas incomodidades, no suponen un problema, y las asumo con todo el gusto del mundo por ver un atardecer en el Ngorongoro o dormirme oyendo a las hienas de fondo, pero esa cuestión es muy personal.

Otros días acampamos en sitios “más civilizados”, pero lo mejor fueron las noches de acampada libre en los parques. Es una sensación indescriptible sentir toda esa vida salvaje a tu alrededor. Si bien hay que tomar ciertas precauciones porque los campamentos no están vallados: no salir del perímetro de las tiendas-baños-camión; no ir a evacuar detrás de un arbusto – ni aún de día -; de noche, llevar frontal y si divisamos ojillos brillantes en la distancia, con dar la vuelta tranquilamente, es suficiente.

Hemos pasado muchas horas en ruta o haciendo “game driving”, o lo que es lo mismo, recorrer los caminos de las reservas buscando fauna. Está prohibido en las reservas naturales bajarse del vehículo, obviamente. El camión de Kananga es una auténtica casa rodante, con capacidad para 25 pasajeros, compartimentos en los que se almacena y guarda todo lo necesario (comida, tiendas, etc.). Está preparado además para ver lo mejor posible el exterior.

Camion Safari - Autor: Marta García
Camion Safari – Autor: Marta García

Lo más pesado de todo fueron los trayectos de ida y vuelta a España con Ethiopian Airlines, y sobre todo el último, ya que, desde Zanzíbar hasta Madrid empleamos 17 horas entre escalas y “paradas técnicas”.

Aparte de Kananga, que no me paga por hacerle publicidad, hay otras empresas especialistas como Tierras Lejanas o Ratpanat con las que han viajado conocidos o amigos y también quedaron satisfechos.

Para temas prácticos, como vacunas –exigen fiebre amarilla-, cambios de moneda, etc… el médico o la Lonely Planet os informarán mejor que yo. Paso a describir mi experiencia en Kenia y Tanzania, por orden cronológico.

Safari por Kenia

Comenzamos nuestro particular visita, nuestro safari por Kenia. Allí visitamos el Lago Naivasha, los poblados masais, el Mara y el Lago Victoria.

Visita al Lago Naivasha (Kenia)

Nuestra primera toma de contacto con el entorno natural del país fue Naivasha, que está relativamente cerca de Nairobi, donde aterrizó nuestro avión. Nada más llegar, montamos las tiendas en el Lake Naivasha Resort. Después dimos una vuelta en barca por este lago repleto de árboles muertos, anegados por el agua, que le otorgan un aspecto fantasmagórico y donde paran infinidad de cormoranes. Pero se ven además muchísimos marabús, ibis, garzas y zancudas de todo tipo, e hipopótamos, que pasan el día a remojo.

Lago Neivasha - kenia
Lago Neivasha – kenia

Visita al poblado Masai

Los Masai son la tribu más conocida de Kenia, a pesar de ser una minoría. Podría decirse que han manejado bien su marketing. Viven por y para su ganado, en las tierras que rodean la reserva natural del río Mara. Les hicimos una visita. Los hombres del poblado, por un lado, y las mujeres por otro, nos iban a hacer un baile de bienvenida, pero sólo dio tiempo a un minuto de la primera danza porque se puso a llover. Nos metimos entonces en la casa de una familia (de barro con techo de paja, muy oscura y pequeña por dentro) y un chaval masai nos estuvo contestando en inglés a todas nuestras preguntas. Cuentan por ahí que a veces toman un poco el pelo a los turistas cuando hablan de su forma de vida.

Las agencias y turoperadores les pagan por estas visitas. Por eso ahí se pueden hacer fotos libremente. Si no, mejor no arriesgarse, al menos sin permiso. Dicen también las malas lenguas, que algunos de los poblados abiertos al público, en realidad son escenarios artificiales, ya que los masai no viven allí, aunque te lo venden como auténtico.

Safari por El Mara (Kenia)

Fue entrar en el Mara y comenzar el espectáculo. El tercer día de viaje, llegamos a la verja de esta reserva natural a las 6 de la mañana, hora de apertura. El madrugón mereció muchísimo la pena. Ver amanecer en las llanuras verdes del Mara, rodeados de miles de ñus y cebras llenando la mañana de sonidos salvajes, me puso los pelos como escarpias. Todos estos animales migran cada año desde el Serengeti (Tanzania), donde es estación seca ahora, hacia los pastos frescos del norte, en las inmediaciones del río Mara (Kenia). Al poco, se nos cruzaron dos hienas en el camino, que volvían la cabeza y parecía posar para nosotros. Esta sensación la he tenido muchas veces durante el viaje. Me ha impresionado lo familiarizados que están los habitantes de estas llanuras con los vehículos y sus ocupantes.

Ñus - Mara - Kenia
Ñus – Mara – Kenia

A lo largo de la jornada fuimos viendo, prácticamente sin tregua, gacelas thompson, topis (unos antílopes preciosos con una mancha azulada en la parte superior de las patas), leones, elefantes, antílopes de agua, jabalíes verrugosos, garzas coronadas, cocodrilos (uno de 4 metros) en el río Mara, jirafas… Fueron ¡doce horas seguidas de camión sin parar de ver animales salvajes en su hábitat!, un auténtico atracón de belleza.

Y, para rematar, dormimos en Olololo, una zona de acampada libre preciosa, rodeada de montañas, que crean un microclima más húmedo que el resto del Mara. Naturaleza plena. Con decir que tuvimos que esperar a que unos señores elefantes se largasen del terreno donde queríamos poner las tiendas… Ya de noche, después de cenar al aire libre, como cada día, alguien que se dirigía al baño divisó dos puntitos brillantes en la oscuridad. Nos acercamos los demás y allí estaba, una hiena a pocos metros, mirándonos con la misma curiosidad que nosotros a ella. Se metió entre la hierba alta y luego vimos otra al lado del camión. Aluciné con el desparpajo de estos bichos. Nos fuimos a acostar, previo aviso de Alex de no meter nada de comida en la tienda, ni siquiera envasada al vacio. Y tal vez sean imaginaciones mías, pero en mitad de la noche oí que raspaban la tienda y la tela cedía hacia dentro. ¿Qué sería…?

En estos parques de Kenia y Tanzania creo que no hay hoteles ni instalaciones turísticas de ningún tipo, sólo estas zonas habilitadas para acampar, con un edificio para los baños y duchas y poco más.

Campamento durante el Safari
Campamento durante el Safari

Visita al Lago Victoria – Takawiri (Kenia)

Después del chute de naturaleza salvaje del Mara, viajamos hacia la minúscula isla de Takawiri, en el Lago Victoria. Se me hizo un poco larga la estancia de día y medio allí. Sufrimos también una auténtica plaga de moscas, inofensivas, pero “cojoneras”. Tuvimos playita, eso sí, muchísimas aves y visita andando a un poblado de pescadores.

Safari por Tanzania

En Tanzania visitamos el Serengeti, el Ngorongoro, y la isla de Zanzibar

Safari por el Serengeti (Tanzania)

Leones en el Serengueti
Leones en el Serengueti

La entrada en el Serengeti fue desoladora. Un camino polvoriento y a ambos lados todo seco o quemado, salpicado el terreno por unos cuantos ñus o cebras buscando alguna de las pocas sombras de acacia existentes. Son los propios gestores del parque, nos comentó el guía, los que incendian el terreno para renovar el pasto, que crece de nuevo rápidamente. Lo que no tienen en cuenta estas mentes pensantes es que con las quemas, se cargan reptiles, insectos, los nidos de las aves que anidan en el suelo…

El Serengeti en esta época (estación seca), en general, es más árido que el Mara, aunque es tan extenso (doce veces más que el Mara) que hay un poco de todo. A medida que avanzábamos, la visión fue mejorando y la naturaleza nos obsequió durante dos jornadas con numerosas escenas de acción: un leopardo jugando con su cría; otro cazando un damán – roedor grande-; un león y una leona deleitándonos con una escena porno; tres guepardos descansando debajo de un árbol, una hiena robando la merienda a los buitres…

Hiena y buitres - Autor: Germán Aguilar/Pili Contreras
Hiena y buitres – Autor: Germán Aguilar/Pili Contreras

Pasamos la noche en Serengeti Camp, una zona de acampada libre en el área del río Seronera y otra vez las hienas nos honraron con su presencia y además, un búfalo, al que estuvimos vigilando durante la cena porque no parecía tener muy claro cuál es la distancia de seguridad con los humanos.

El camino del Serengeti al Ngorongoro lo recuerdo como el más polvoriento de todo el viaje, atravesando llanuras infinitas (eso precisamente, significa Serengeti en swahili), Esta vez sí, muy secas, y con pocos animales, porque prácticamente todos los herbívoros habían emigrado ya.

Safari por el Ngorongoro (Tanzania)

A medida que nos acercábamos a la caldera del extinto volcán Ngorongoro, el panorama se fue transformando. Empezaron a aparecer rebaños de cabras, pastoreados por los masai y más vegetación. Dormimos esa noche en acampada libre en Simba Camp, rodeados esta vez de cebras y algún chacal, en las laderas de las montañas que rodean la caldera del Ngorongoro (a 2.200 metros de altitud), donde hay una temperatura por la noche de entre 3 y 8 grados. Yo me llevé al viaje saco de invierno (-5º confort) y un plumas, y no me estorbaron, ni aquí, ni en otras localizaciones del viaje.

Nuestro guía describió la caldera del Ngorongoro, con mucho tino, como una especie de gran circo romano, de 22 km. de diámetro. Lo que hace millones de años fue un volcán que estalló, hoy es una llanura circundada de monte, que resguarda parajes sorprendentes, como el de un lago de agua salada. La visita a la caldera la hicimos en varios 4×4, porque un camión grande no puede bajar. Durante esa mañana, vimos elefantes, búfalos, cebras, avestruces, leones, hipopótamos, babuinos, aves de todo tipo… y seguro que me dejo algo. Sólo se nos resistió el rinoceronte.

Elefantes Ngorongoro
Elefantes Ngorongoro

Relax en Zanzíbar (Tanzania)

A Zanzíbar volamos desde Arusha en una avioneta. Allí ya no hay sabana que valga, pero sí otros atractivos. Hicimos snorkel, nos bañamos en un banco de arena blanquísima, fuimos a hacer la ruta de las especies y visitamos la capital – Stone Town-, de ambiente muy árabe, con su zoco, las mujeres tapadas con velo y cierto aire decadente. El Hotel Karamba, donde nos alojamos por tres noches, fue lo más “acomodado” de todo el viaje. Una habitación muy cuca, cama cómoda, agua caliente en las duchas… La comida no fue, ni de lejos, tan buena como la de Saif, nuestro cocinero del camión, pero no estuvo mal, y el personal, bastante amable.

Playas de Zanzibar
Playas de Zanzibar

Entre unas cosas y otras, Zanzíbar estuvo entretenida, pero nada comparable a los momentazos vividos en el Mara, Serengeti y Ngorongoro.

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