Fue un viaje decidido a última hora: tan sólo 1 semana antes, Malena y yo nos presentamos en la agencia Viajes Delicias, sin saber si quiera el destino al que queríamos ir. Allí mismo nos decidimos por Estambul, pero no los packs que incluyen a la Capadocia, si no, sólo exclusivamente la ciudad.
Así, cogimos el vuelo a las 14:30 del domingo día 27, llegamosa las 8 de la tarde hora de allí (es 1 hora más tarde)
Después de acomodarnos en el hotel Romance, muy céntrico y limpio que es lo que cuenta, salimos a dar una paseo por la zona de las mezquitas, como primera toma de contacto. Allí todo el mundo te habla, sobre todo hombres y más si vas sola o con otras mujeres….
Y en estas estábamos cuando se nos pegó un tío pesao pesao donde los haya. No recuerdo cómo se llamaba, pero le metí tal sarta de mentiras que al final no sabía cómo arreglar la situación. Estuvo la friolera de 3 horas con nosotras hasta que se fue… más bien le eché…. pobre…:-) A eso de la 1 nos paramos a tomar té en un bar llamado HEALTH en Hudavendigar Caddesi (si sigues la linea central del tranvía lo encontrarás) en la misma calle que nuestro hotel, que acabaría siendo nuestro futuro punto de encuentro. Allí conocimos a los que serían nuestros guías nocturnos: Ismael y Oktay, dos turcos que trabajaban en un restaurante y un bar respectivamente, de 12 a 24. Unos tíos geniales, atentos, simpáticos y muy hospitalarios. Pues bien, ese mismo domingo, a pesar del cansancio del viaje (duró unas 5 horas) nos llevaron a una tetería – bar, cerca de Santa Sofía, llamado The Green Corner, que abre 24 horas y allí nos tomamos un té y nos fumamos una pipa … nos dieron las 3:30 de la mañana, que para ser el primer día no está mal.
El lunes 28, después de desayunar nos fuimos a la zona de las mezquitas y nos enteramos de que los lunes Santa Sofía está cerrada, por lo que sólo pudimos ver la Mezquita Azul o Sultanahmed Camii. Para entrar es necesario llevar los hombros tapados y pantalón – falda largos (si no lo llevas te lo dejan allí) con los zapatos quitados, y la entrada es libre. Por dentro llama la atención sobre todo, la amplitud, las bóvedas y las paredes cargadas de mosaicos. Toda ella está cubierta de alfombras para la oración. La peculiaridad de esta mezquita está en que tiene 6 alminares, a diferencia de la de Santa Sofía, que tiene 4.
Después de visitarla, fuimos al Palacio de Topkapi (10 liras), en el que nos alquilamos unos auriculares para hacer la visita, pues íbamos un poco a ciegas. Estuvimos por allí unas 2:30 más o menos, de sala en sala, y lo que más me gustó fue, además del exterior de los edificios y las vistas, fue la sala del tesoro….¡¡qué ricos eran los sultanes!!! Desde allí, y si no llueve como nos pasó a nosotras, hay unas vistas del Bósforo impresionantes.
Después de comer y una breve siesta, bajamos andando por Hudavendigar Caddesi hasta llegar a la Estación de tren (parada del Orient Express en su día), caminamos por el puerto, llegamos al Mercado de Especias (Misir Carsisi) al lado de la mezquita con el mismo nombre y también impresionante. Continuamos andando, callejeando, hasta la Mezquita de Suleymaniye, a la que no se puede entrar porque está en obras, y desde allí al Acueducto Bozdogan Su Kemen. Seguimos callejeando hasta llegar a la zona de la universidad donde cogimos el tranvía que nos llevó al hotel. Allí, después de ducharnos, descansar un poco y cenar algo, fuimos a la búsqueda de nuestros dos guías (salían de currar alrededor de la 1), que nos llevaron a la zona de salir en la Plaza de Taksim, pero como era lunes no había mucha gente. Nos llevaron a dos discotecas, con música cañera de la que yo no era muy amiga (versiones de canciones de discoteca en turco!!!) así que al final, acabamos viniendo a nuestro barrio.
Los planes del martes 29 salieron un poco regular: fuimos a ver Santa Sofía y como llegamos a las 11 había bastante cola con lo que decidimos dejarlo para otro día. Luego, nos cogimos el tranvía hacia el Palacio Dolmabache, con el mismo resultado, sin poder verlo. Al lado está la Torre del Reloj que se ve por fuera. Acabamos por irnos andando hasta la plaza de Taksim, para verla de día. La zona es un hervidero de gente y de tiendas, sobre todo por la Istiklal Caddesi, que es un estilo a la Gran Vía madrileña. Esta calle, desemboca en la Torre Gálata, a la que subimos por el precio de 10 liras, y a la que recomiendo subir, pues tiene unas vistas de la ciudad y del Bósforo impresionantes(se recomienda verla al atardecer). Desde aquí, bajamos al puerto, cruzamos el puente Gálata y aquí cogimos el tranvía hasta la estación de Cemberlitas, donde sacamos las entradas para un espectáculo de Derviches y música en directo. Antes del espectáculo dimos un paseito por el Gran Bazar para hacer tiempo… el sitio es precioso (a Malena no le gustó demasiado) pero no tiene nada que ver con el Zoco de Marrakech.. Aquí las tiendas están ordenadas, sólo se permite el paso a peatones y está todo mucho más limpio. Eso sí, lo de que te aborden vendiéndote cosas no cambia. Yo allí, disfrutaba como una enana hablando con los vendedores.
El espectáculo de Derviches estuvo bien (25 liras)… lo que más me gustó fue la música, el sonido de la Darbuka y del resto de raros instrumentos (de los que no sé el nombre) pues los Derviches lo único que hacen es dar vueltas y vueltas…
Después ducha, siestecita breve y a comer al restaurante de nuestro colega Ismail (Ozler restaurant), tomamos té y fumamos una pipa allí mismo (tienen unos cogines y zona de suelo muy acogedora) y al llegar al hotel, yo me quedé echando una partidita al Backgammon con el chico de recepción…. ¡¡y gané!!! Soy la mejor.
Al día siguiente, miércoles 30, después de desayunar y demás, el chico de recepción (llamado vulgarmente Ramón) se vino con nosotras, o más bien nosotras con él, a una playa en el Mar Negro, llamada Kylios. Que nadie me pregunte cómo llegamos porque no tengo ni idea. Sólo sé que hicimos 3 transbordos y usamos tranvía, bus y taxi. Para entrar en la playa se pagan unas 10 liras, incluyendo tumbona. Yo no soy demasiado playera así que duré poco en el terreno de juego. Lo que más me impresionó de allí es que las mujeres musulmanas entran al agua y toman el sol sin que se les vea la piel, es decir, con sus trajes hasta los tobillos y sus pañuelos en la cabeza. Salimos de allí, después de comer algo y una vez en el hotel y como hace calor, la esperada siesta no nos la quitaba nadie.
Después de ducharnos y demás, fuimos a la zona Vip y nos dimos un homenaje en un restaurante llamado Cozy, y también nos homenajearon en el precio. Después de cenar, buscamos a nuestros guías y fuimos a un sitio enorme para fumar pipa, llamado Parma (no recuerdo el barrio en el que está) que también abre 24 horas. Como siempre, nos dieron las mil.
El jueves 31 nos fuimos a ver Santa Sofía, estando allí a las 10 y, aunque había gentecilla, entramos rápido (entrada 10 liras). Fue construida como iglesia durante los años 532 – 537 (tan sólo 6 años!!!) y por fuera es… un poco caótica. Por dentro, lo mejor son los mosaicos que aún se conservan y la amplitud, pero, cómo no, al estar en obras la cúpula no se veía del todo.
Al salir de allí, bordeamos el palacio Topkapi y dimos un largo paseo por el paseo marítimo, al borde de la muralla. Al final, acabamos en Kumkapi, el barrio del pesacado, donde comimos en un restaurante (pescado fresco por supuesto) muy muy bien y bastante barato.
Una vez comidas y una siesta, nos hemos ido a hacer un viajecito en barco por el Cuerno de Oro. Tan sólo cuesta 1, 40 liras el billete y dura unos 50 min. Nosotras lo hicimos mal, pues lo cogimos cuando estaba casi anocheciendo y estaba demasiado oscuro. Hay que ir un poco antes de las 20:10.
Después de cambiarnos en el hotel y demás, yo vine a la tetería de Oktay y me puse a leer (no veas lo bien que se está!!!) tomando un té de manzana, y esperando que se me uniera el resto de la tropa, para irnos por ahí de nuevo. También para no perder la costumbre, fuimos a fumar pipa a un sitio (de nuevo no me acuerdo del nombre….) … y nos dieron las 10 y las 11, las 12, la 1, las 2, y las 3….
Al día siguiente, viernes 1 de agosto, mi cuerpecito no pudo levantarse a desayunar, y nos dieron las 12 de la mañana cuando cogimos el barco ( 7 liras) hasta una de las islas Príncipe (Adalar) llamada Buyukada. Nada más llegar, comimos algo y nos alquilamos una Calesa (50 liras vuelta grande) por toda la isla. Las vistas son impresionantes, con las playas, vistas de Estambul a lo lejos, árboles, mansiones, etc…y el calesero (o conductor de calesa) un personaje… Después anduvimos por el paseo marítimo, al lado de las gaviotas que casi comían en tu mano. A las 6:30 estábamos de regreso al hotel, sin bañarnos ni nada, porque estábamos un pelín rojas del día de la playa. Yo me eché una siestecita hasta las 8:30 y como Male no se podía dormir se fue a un Hamman, cerca de nuestro hotel, al que yo iría al día siguiente. Cuando me levanté de siesta fui a ver a Oktay a su bar y estuve un rato leyendo allí, mientras tomaba el té (que no me dejó pagar…. ni una vez). Después, cuando vino Male bajamos a cenar al hotel… ¡¡vaya comida más criminal!!! Además, tardaron muchísimo en servirnos y a eso de la 1 todavía estábamos allí. Se nos unieron Ismail y Oktay y nos fuimos los cuatro a Taksim, esta vez a ver un concierto de Rock en un bar de la calle principal. Nos bajamos andando al hotel, que está a una tiradita, y nos dieron las mil…. y una noches.
El sábado 2 de agosto, después de levantarnos y desayunar hemos visitado la Cisterna-Basílica (10 liras la entrada) que es una construcción subterránea para almacenar agua y que ha sido restaurada no hace mucho. En ella se encuentran las dos cabezas de Medusa con su leyenda particular…. si la visitáis, viene explicado en paneles informativos. Por dentro…. es impresionante, toda llena de columnas de mármol. A mi, particularmente, me encantó, sobre todo sabiendo que fue construida también por el año 532, para almacenar el agua que luego sería distribuida por la ciudad.
Desde aquí nos hemos ido al Gran Bazar, a ver qué veíamos para hacer compras, pero no hemos durado demasiado y a la 1:30 estaba de vuelta al hotel (Malena se ha ido antes incluso). Me eché una siesta y después, mientras esperaba la hora del baño turco, me quedé tomando té, como siempre. A las 18:30 me metí en el Hamman (35 €), a sesión de sauna, baño turco, exfoliante y masaje corporal…. todo. Salí muy muy relajada, aunque si me pongo exigente todo se puede mejorar.
Luego he ido al hotel, he recogido a Male y hemos cenado en el restaurante de Ismail… muy muy bien, la verdad. Yo me he puesto de berenjenas hasta las trancas. Después nos hemos ido los 4 a fumar pipa a un sitio cerca de la mezquita azul, bastante pijo y allí hemos acabado la noche.
El domingo 3 de agosto ha sido un día de mero trámite para ir al aeropuerto, pues el vuelo salía a las 10.10 de la mañana. El taxi para llegar nos costó 30 libras. Antes de cogerlo he pasado por una tienda a comprar Börek, un dulce de hojaldre con azúcar muy rico.
Mis impresiones generales sobre la gente es que, sobre todo los hombres, son muy muy amables y siempre hablan contigo, bien para comerciar, bien para decirte piropos o bien para ligar, que viene a ser lo mismo. A las enamoradizas sólo les aconsejo que no vengan 😉 pues son muy muy serviciales… demasiado diría yo.
Es sobrecogedor la llamada del mulaicín a la oración desde todas las mezquitas de la ciudad. A mi se me ponían los pelos de punta.
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